Nos vamos a la carretera, otra vez. Tantas palabras atascadas en la cabeza nos causan un consciente tartamudeo, pero que a la vez es la epitome de lo que quisiéramos expresar; primero nada más que agradecimientos de antemano a las personas que con o sin estar involucradas directamente en el entorno sónico se involucran más incluso que muchas personas que podrían estar enteramente dentro de esos márgenes. Es una cosa paradójica pero bastante lógica, la verdad. Prueba fehaciente de que no necesitas «tocar en una banda chida» o «tocar bien verga» para ser una persona preciada que ayuda a los demás, énfasis en este tema por los dichos que algunos patanes del sonido podrían expresar, si bien no directamente, si mediante otros eufemismos discursivos y/o prácticas kinestésico-cognitivas y sociales que pretenden desvirtuar al otro.
¿Por qué tocar este tema? Es sencillo: nos cagamos en el talento. También en la trayectoria. Así como en el prestigio, y todas sus vertientes que pretendan elitizar el sonido creando —una vez más— valores inexistentes y especulativos (como si no fueran suficientes los de la bolsa de Wall Street) que a la postre funcionan para crear una institucionalización del ente previamente elitizado. Para bien o para mal (del lector), no nos manejamos por eso, tal vez siga siendo arduo de entender para algunos, pero para nosotros es el día con día mantenerse al margen de las cosas que pongan en duda nuestra autonomía, tanto personal como grupal.
«Nous sommes rockers sudamericaines» dice una canción por ay’. Tal vez somos más cercanos a eso, solo que en lugar de Sudamérica atrapados en la Jaula Geopolítica, otro tema sin duda.
La premisa sigue siendo la misma para esta serie de apariciones: CÁUSTICA ESPÁSTICA contra la ELITIZACIÓN DEL SÓNIDO, y esto se traduce en varias cosas: la organización interna > la amistad > el apoyo que nos brindan los viejos y nuevos amigos para poder realizar esto, así como las personas no relacionadas directamente > la autonomía personal y grupal > la empatía que podríamos evocar haciendo todo esto. Y en la práctica sigue siendo lo de antes: agendar las fechas nosotros mismos (pongo énfasis en eso porque parece que para algunos solamente eso ya es mucho trabajo), cargar hartas chingaderas con nuestras manitas antes, durante y después. Auto producirlo todo: un caset, una playera, que hay que soldar el bajo, que la cuerda se rompió y no se cambia; se repara, sumada cualquier necesidad practica y que se gestiona y se produce pero con fin de respaldar una expedición y no para emprender un negocio a costa de nuestras ideas, y mucho menos promover la nauseabunda lógica de formar parte de una “banda-marca” que siempre esta disponible para vender tal o cual cosa.
En cierto grado, a veces resulta un tanto más interesante las cosas que pasan en el proceso previo a salir a tocar en vivo, que lo fugaz del momento de ir y venir, y toda la faramalla social que pudiera suceder ahí. Digo esto debido a todo lo que puede suceder o no suceder, cuando una cosa no tiene forma y existe solamente la idea de hacerla más no la cosa tal cual: requiere mucha paciencia, mucho obrerismo sónico, mucha organización interna, a veces un tanto de pragmatismo y otras veces rechazar cosas que hacen peligrar esa autonomía mencionada previamente: caso por ejemplo de una posible tocada en Monterrey en donde fungíamos como meros subordinados, propuesta que por obvias razones no ocurrirá.
Contra la metrópoli.
Las coordenadas geográficas elegidas en está ocasión han sido algunas cuidadosamente seleccionadas y otras consecuentemente. En está ocasión tocaremos en dos grandes metrópolis del estado mexicano, en donde nos sentimos muy orgullosos que se haya podido lograr que el fin monetario de ese par de apariciones sean a beneficio de cosas que no se adaptan a la lógica del funcionamiento especulativo de las metrópolis, si no que, por el contrario reviertan esa lógica, y lo que se haga en las grandes ciudades pueda ayudar a financiar cosas fuera de ella y el alto costo de vida que implican logrando así invertir la ecuación: la metrópoli devuelve algo de lo que ha absorbido.
En Guadalajara se trata de la fiesta anual a beneficio del Comité en defensa del bosque Nixticuil, un comité del que forman parte varios amigos que desde hace muchos años se ha dedicado a preservar el bosque Nixticuil en El Tigre-Zapopan, no solo en el plano físico si no también en aspectos legales, protegiéndolo de las constantes amenazas del gobernador Enrique Alfaro de Movimiento Ciudadano y sus planes urbanísticos de residenciales privados que ha querido construir a costa del ecocidio del bosque. En la Ciudad de México, hemos organizado un concierto en la Cantina La Rosa, el lugar de Don Alejandro, quien nos ha abierto las puertas para hacer un evento a beneficio de un conocido de León que está pasando por un momento difícil, sufriendo una enfermedad benigna mortal.
En otros aspectos, un tema importante es el de el resto de las apariciones, que serán en lugares donde nunca hemos ido antes a tocar y que varios de ellos son considerados como «zona caliente» en El Bajío mexicano; que es el caso de lugares como Colima, Ciudad Guzmán, Fresnillo, Zacatecas y Durango donde representa una afronta importante el meterse «en la boca del lobo» de la gran corporación que mantiene en un anillo de violencia a toda una sociedad. Agradecemos a Cochón, Misa y Yaza, y al siempre cálido Manolo por ayudarnos a realizar esta parte de la gira donde seremos acompañados por Perros Plaga, No te debemos nada y Segundos Auxilios.
Por último, a comienzos de abril daremos la última serie de apariciones junto a Yo no sé decir te amo, en lugares cuando menos importantes o simbólicos: como Aguascalientes, el lugar donde comenzamos a dilucidar la existencia de Cáustica Espástica, y Tampico o «La Capital del Mundo» lugar de origen de ⅔ de los elementos. Cerrando en la Ciudad de México con otra manifestación de la Solidaridad Planetaria como lo hemos mencionado previamente.
Esto es solo el comienzo de una serie de temas que iremos escribiendo posteriormente por acá, y que si todo sale como lo planeado estaremos exponiendo en un archivo videográfico que estamos desarrollando para presentar en un futuro próximo.
Nos vemos en la carretera.